Publicado originalmente, en Global Voices, el 18 de agosto de 2020.
En México, el más grande operador de telecomunicaciones bloqueó por cinco años una manera de acceder a la internet de forma segura. Pocos se dieron cuenta de que Telmex se había convertido en barrera para el desarrollo de modelos tecnológicos alternativos, hasta que un grupo de investigadores voluntarios lo averiguaron.
Este tipo de prácticas contrarias al ejercicio de derechos no solo pueden ir en contra de la privacidad sino además pueden tener un impacto muy real en un país en donde la libertad de expresión está amenazada. Por ejemplo, no poder navegar seguramente en la internet es un problema para periodistas y defensores de derechos humanos en México, pues a menudo arriesgan su vida haciendo su trabajo. Según Reporteros sin Fronteras, en 2020, México quedó en el lugar 143 de 180 países en términos de libertad de la prensa
Es por eso que me uní como voluntario en 2016, junto con el Proyecto Magma y el proyecto de Mecanismos de Privacidad y Anonimato de la Universidad Nacional Autónoma de México, a ayudar a las personas a eludir la censura y mantener su privacidad mientras utilizan internet, por medio de la participación de iniciativas de cooperación global como la red Tor. Estábamos guiados por principios que plantean la construcción de infraestructuras para el ejercicios de derechos humanos, como la libertad de expresión y la privacidad, y una de las cosas que hacíamos fue compartir nuestras conexiones de internet para alojar nodos de la red Tor. Por mi parte, operaba nodos en Canadá.
Cuando, a finales de 2015, el más grande operador de telecomunicaciones en México decidió que no sería posible instalar nodos de la red Tor desde México, los operadores de nodos se dieron cuenta porque sus nodos en México dejaron de funcionar. Telmex negó la medida de bloqueo cuando el grupo de voluntarios solicitó conocer el motivo del bloqueo en el 2016.
Poco a poco me uní a la investigación de los voluntarios acerca del bloqueo. Una vez que comprendimos que hubieron 7 direcciones IP centrales bloqueadas para el alojamiento de nodos de la red Tor, acudieron con el Consejo Consultivo del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), una institución federal encargada de regular el sector de telecomunicaciones, e interpusimos nuestra respectiva queja por las prácticas de bloqueo por parte de Telmex. Sin embargo pasó un año y el IFT no logró investigar el bloqueo, y mucho menos poder explicar lo que estaba pasando, hechos que su propio Consejo Consultivo reconoció. Advirtió que se trataban de una posible violación a la neutralidad de la red, mediante el acuerdo CC/IFT/311019/18.
Como última medida el grupo de voluntarios — que a estas alturas ya nos habíamos convertido en analistas especialistas en forense de red — decidió dar a conocer dos estudios técnicos y metodológicamente validados en publicaciones académicas y presentados en conferencias a partir del 2018.
En 2020, decidimos contar la historia en Global Voices Advox. Tor inmediatamente dio visibilidad a la historia en su cuenta de Twitter:
Frente a los medios de comunicación que retomaron el tema, Telmex respondió en mayo 2020. Reconoció que en efecto realizaban el bloqueo de 7 direcciones IP de la red Tor bajo el supuesto de que se trataba de una medida de mitigación contra el malware Wannacry registrado en 2017 y que su propagación fue de cuatro días.
Con emoción, nosotros, los ahora reconvertidos en analistas, al tener noticias de Telmex y saber que reconocían el bloqueo, con una actitud de cooperación y algunas certezas sobre la medida, y sobre todo bajo la creencia que podría llegarse a la resolución, nos comunicamos con la empresa para informar que si lo que pretendían era mitigar Wannacry estaban en el camino equivocado, y su medida estaba teniendo un impacto al ejercicio de derechos. Por dos motivos de fondos:
- Wannacry se registró en 2017 y duró un par de días. Mientras que el inicio del bloqueo fue registrado a finales del 2015.
- El bloqueo de las 7 direcciones no aportaba beneficio técnico para la mitigación de Wannacry, por el contrario, afecta el alojamiento de nodos desde México.
Al día siguiente de la comunicación enviada a Telmex, las 7 direcciones fueron liberadas del bloqueo ejercido a discreción, sin conocer las motivaciones reales del operador de telecomunicaciones para mantener el bloqueo por casi 5 años, al no coincidir su justificación con la realidad técnica.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones por su parte tampoco ha investigado los motivos por los que Telmex estuvo realizando el bloqueo. Institución que contó con estudios y mediciones de red aportadas por las comunidades afectadas e investigadores.
Finalmente la red de Telmex ahora cuenta con 5 nodos de la red Tor, mismos que fueron instalados después de que terminó el bloqueo.
Para que pudiéramos realizar las investigaciones que ayudaron a comprender mejor las medidas de bloqueo del más grande operador de telecomunicaciones en México fueron clave el esfuerzo común, que existiese consenso sobre la teorías de investigación utilizadas, y contar con espacios para la discusión como Global Voices. Estos fueron algunos de los factores más destacables.
Consideramos que esta clase de bloqueos constituyen un exceso en las facultades de un prestador de servicios de internet, contrariando los principios de libre elección, no discriminación y gestión de tráfico que constituyen la neutralidad de la red conforme al artículo 145 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, así como de los principios de calidad en el servicio del 146 de la misma ley, sin mencionar que podría representar interferencias en el libre ejercicio de los derechos fundamentales de privacidad y anonimato.
Es difícil saber que tanto impacto tendrá en el futuro cercano la irrupción de la computación y análisis forense en la impartición de justicia y su utilidad en América Latina para mostrar y denunciar abusos. Pero hay fuertes indicios que nos la bosquejan como una área de trabajo dinámica y viva, con sus propios amenazas, oportunidades y batallas.