En la Ciudad de México un grupo de radiofacionados realizaba prácticas meses antes a la mañana del 19 de septiembre con la intención de participar en el simulacro en el marco de la conmemoración de los 32 años del sismo de 1985; sin embargo no pudieron participar porque la confirmación de parte de las autoridades llegó demasiado tarde.
Ese martes, después del simulacro, pasando el medio día, se registró el evento sísmico de 7,1 Mw a las 13:14:40 horas con epicentro localizado a 12 km al sureste de Axochiapan, Morelos, según el informe especial preliminar del Servicio Sismológico Nacional de México.
Tras el terremoto las comunicaciones colapsaron, en muchos lugares las redes de telefonía móvil estaban caídas o funcionaban de manera intermitente. Protección Civil solicitó al grupo de radioaficionados apoyo, en esos momentos sus habilidades, conocimientos así como sus equipos de transmisión civil de telecomunicaciones eran muy necesarios, cuenta con pasión y orgullo Alejandro Sánchez, integrante del Radio Club Unión de Radioaficionados Mexicanos (URAM).
Con sus equipos de telecomunicaciones, Alejandro se instaló en una de las esquinas de las calles de Amsterdam y Laredo, sus compañeros del radio club se movilizaronn a las oficinas de Protección Civil y al Colegio Enrique Rebsamen.
Mientras tanto un remolque con las letras XE1CRG emprendió la marcha terrestre desde el Club de Radio Amateur del Estado de Guanajuato. Aquella es una unidad equipada con radios para operar en varias bandas del espectro radioeléctrico y con la capacidad de envío, por ejemplo, de correos electrónicos sin necesidad de una conexión a internet.
En entrevista Alejandro reflexiona que el objetivo no era que “la comunicación tiene que pasar por nosotros, no vamos a solucionar nada, estábamos ahí por si nos necesitaban”.
Si bien las telecomunicaciones y las redes ya habían comenzando a trabajar, tuvieron caídas e interrupciones, los grupos de radioaficionados estaban listos para entrar por si algo no funcionaba. También prestaron sus equipos a los Topos.
Los radioaficionados mexicanos participaron activamente en restablecer las comunicaciones desde la Ciudad de México y otras localidades del país afectadas por los sismos, además de Alejandro, el radio club URAM fue parte del grupo de personas y colectivos que creen firmemente que en situaciones de emergencia tanto sus conocimientos, equipos y el espectro radioeléctrico deben estar al servicio civil y de la población.
Pero ¿qué significa ser un radioaficionado?, dejemos que nos lo cuente el mismo Alejandro.
JN: ¿Cómo te iniciaste en la radioafición y radioexperimentación?
AS: Me acuerdo perfectamente bien de todo eso. Si tomamos en cuenta que tengo 50 años, para ubicarnos en distancia de tiempo, mi papá trabajaba en la Ford Motor Company, muchas veces traía revistas de ingeniería y cosas así, le gustaba mucho lo más nuevo, teníamos grabadoras de carrete abierto que eran como una maleta y grababan como cinco minutos. Desde entonces siempre me gustó la electrónica y todo esto; yo diseñé una videocasetera 10 años antes de que existiera una, imagínate. Nada más me faltaba la cinta, yo quería transmitir por mi televisión.
Cuando ya tuve edad suficiente para comprarme mis cosas, me compré mi primer radio de banda civil. Estamos hablando de hace 35 años. Lo puse aquí, y le daba lata a los vecinos, porque transmitía e interfería sus aparatos, lo tuve un tiempo, me gustó mucho, andaba yo con todo lo que es banda civil, pero luego llegaron las computadoras, y me gustaron más, vendí todo para comprarme una. Y ahí paró la radioafición. Tuve contacto con una persona que era radioaficionado y con los radios, pero las computadoras me atraparon más, y hace unos 4 o 5 años regresé nuevamente al tema de los radios. Todo lo atribuyo a la edad, uno siempre regresa en el tiempo, cuando ves que la vida no va y te vas regresando, así regresé igual a la banda civil.
Después empecé a meterme más, porque la banda civil no te llena o no me llenaba, entonces investigué cómo ser radioaficionado. Lo que te digo, ser radioaficionado es casi una secta mística, filosófica, misteriosa. Los illuminati, son más vistos que los radioaficionados, yo quería ser radioaficionado y tardé un año en encontrar cómo serlo. O más bien: intenté ser porque todo es muy secreto, y luego ya entré al radio club.
El hobby del radioaficionado resulta peculiar, su experimentación tiene beneficios directos para la sociedad en la que se desarrolla, hay quienes incluso suelen decir que salva vidas y que genera conocimiento, riqueza y cultura para un país.
JN: ¿En qué momento pasaste del hobby, del experimento a otro tipo de actividades, por ejemplo en una emergencia?
AS: Bueno, la radioafición siempre ha sido y será un hobby pero uno de nuestros preceptos, es el de servir a la comunidad y eso lo hacemos, es parte del decálogo del radioaficionado. Uno de los preceptos es que nuestros equipos siempre estarán al servicio de la comunidad para lo que se necesite. La prueba más fuerte y de ahí la tradición fue el sismo de hace 32 años, cuando literalmente el mundo creyó que la Ciudad México se había destruido. La primera transmisión que sale es de un radioaficionado “aquí estamos, todavía existimos”. En aquel entonces no existía Protección Civil, ni por error. Protección civil nace de los sismos de 1985.
JN: El uso del espectro con fines civiles por los radiaficionados, ¿cómo es reconocido por los gobiernos?
AS: Depende, en México pareciera que nos quieren destruir. En Japón, Estados Unidos y Europa están de la mano con los gobiernos. Cuando vino la ley Televisa, se cambió toda la Ley de Telecomunicaciones en México y se les olvidó que existían los radioaficionados, entonces como que alguien en el último momento se acordó y dijo: “chin qué hacemos con estos cuates” pues “pónlos al mismo nivel de Televisa” y ahora no tenemos una licencia de uso sino ahora son concesiones. Se les olvidó ponernos frecuencias, y de pronto nos dijeron: “¿pues sabes qué?, ya no las tienen” y nosotros les dijimos “lo sentimos mucho porque esas son frecuencias internacionales amparadas por tratados internacionales ratificados por el Senado y las tienen que regresar”, y no las regresaron, no había vuelta de hoja.
JN: Cuando veo las tecnologías sobre las que trabajan, veo que una parte importante son sistemas analógicos, ¿qué representan los sistemas digitales para la radiación?
AS: Básicamente lo digital es lo que tenemos, pero ahora vamos a transmitir en unos y ceros. Los aparatos van a poder hacer más cosas, qué cosas, todavía no sabemos, no existen radios digitales para radioaficionado. Todo lo digital que hay es a nivel comercial, para las empresas. Pero, como buenos experimentados estamos tomando esos radios, estamos modificándolos y se están haciendo cosas. Lo digital es una bocanada de aire fresco.
La hipótesis sobre el 19s de los radioexperimentadores coincide en que las redes de telecomunicaciones no tuvieron daños físicos, o al menos no de gran impacto, lo que permitió levantar con relativa velocidad las redes, y lo que causó la intermitencia y su colapso fue debido a que las redes están sobrevendidas, en la explicación de Sánchez.
AS: Cada antena tiene un número de posibles conexiones, hay una estadística que hacen las empresas que dicen: a ver, en esta calle cuánta gente vive, no pues mil, entonces la estadística dice que de esas mil se van a conectar siempre al mismo tiempo 300, ah ok, entonces mi antena debe ser para 300, ok, pero yo voy a vender 900.
Básicamente esa es nuestra participación, estar ahí. De haber sido un terremoto de dimensiones del 85, pues sí hubiéramos sido la columna vertebral, quizá, de la comunicación.
Así termina mi charla con Alejandro Sánchez conocido en el mundo de la radioafición como XE1GNU pronunciado con el alfabeto: X-ray, Echo, Uno, Golf, November, Uniform.
Testimonios como el de los radiaficionados nos recuerdan el papel que pueden llegar a tener el uso de un bien público desde una perspectiva civil, en este caso el espectro radioeléctrico, donde la tecnología ––de acuerdo a su aceptación social–– se vuelve un espacio propio para entretejer comunidades que buscan dar una interpretación al uso de la tecnología hecha desde dentro. Como también lo fue la red de personas y organizaciones que impulsaron #Verificado19s para priorizar y hacer fluir las tareas de rescate y salvar vidas.
Por mi parte, me uno respetuosamente a la reafirmación y sentir de que el terremoto cambió nuestra historia, en donde la vida de quienes murieron no puede reducirse sólo a una cifra más, y comparto el Memorial19s.mx, una de las iniciativas colectivas que busca recordar a las víctimas del sismo.